EL ANGEL DEL JARDIN
Pocos saben que el lugar que ocupa El Ángel del Jardín fue durante algo más de tres siglos la ubicación del cementerio de la Iglesia de San Sebastián y que su historia está vinculada a la vecina parroquia. El camposanto existió hasta bien entrado el siglo XIX, a pesar de que en Madrid quedaron expresamente prohibidos los enterramientos en las iglesias. Allá por el año 1554 se encargó la construcción de la Iglesia a Don Antonio Sillero, maestro de obras de la Villa de Madrid, para que la parroquia creada diez años antes sobre una antigua ermita, que estaba situada en el camino de Atocha, tuviera un templo propio. Desde que concluyen las obras en 1575 hasta nuestros días aquí ha estado, unas veces reformada, otras destruida y vuelta a construir.
Estuvo muy ligada a los comediantes y a los arquitectos, pues en ella se domiciliaron estas dos cofradías de mucho raigambre y tradición madrileña: y la de Nuestra Señora de la Novena, que agrupa a los cómicos y demás gente del teatro, y la de Nuestra Señora de Belén, a la que pertenecen los arquitectos y ésta es la razón de que el actual Ángel del Jardín fuera conocido durante el conocido durante mucho tiempo como “Cementerio de los cómicos”.
En el cementerio estuvieron los restos de Lope de Vega cuando su patrón, el Duque de Sessa dejó de pagar la capilla donde había sido enterrado el dramaturgo, dentro de la propia iglesia. También los restos de dos de los arquitectos que cambiaron Madrid en el sigo de las Luces, Ventura Rodriguez y Juan de Villanueva.
Sin embargo, el acontecimiento más truculento, pero a la vez romántico, fue protagonizado por el escritor y militar José Caldaso, que frecuentaba la fonda y tertulia de San Sebastián junto con otros notales ilustrados, como Jovellanos o Iriarte. En 1771, Cadalso se enamoró de la actriz María Ignacia Ibáñez, la Divina, llamada así por su maestría en el arte de la interpretación. María murió de tifus con sólo 25 años y su amante desesperado acudió una noche de abril al camposanto con ánimo de dar su último adiós a su amada, allí se lo encontró de madrugada la Santa Hermandad, la policía de época, intentando desenterrar con sus propias manos el cadáver de la actriz. Este hecho dio lugar a “Noches Lúgubres” obra del Cadalso, donde describe este hecho y su profunda desesperación.
En 1889 nace el Ángel del Jardín como vivero. Fue una gran idea la que tuvo la familia Martín cuando, años después de l os traslados de los cuerpos y cerrado el camposanto, en el año 1889, decidiera arrendar el solar a la parroquia para poner un vivero. Desde entonces y hasta el año 2006, 117 años, regentaron el vivero los descendientes de aquellos primeros Martín. Tras ellos tomó las riendas del negocio Pilar Vigara dando un paso más en la historia de este Jardín con el olivo más antiguo de la Villa de Madrid, plantado en el centro.
Hoy el espacio está dirigido por floristas, un complemento perfecto para mantener con vida el mejor vivero del centro Madrid.
Es un local que sorprende por su belleza. Una de las tiendas con más encanto de Madrid. Rodeada de una valla de forja, alberga en su interior plantas, flores, una fuente con forma de león, un invernadero e incluso un olivo centenario en la entrada. Un sitio singular que conserva su esencia. Un espacio que merece la pena visitar, aunque sea para ir a contemplar su vergel.